28.12.07

Aníbal Núñez, extremeño

Ayer, en la librería Quijote (dudo ahora si le acompaña el artículo) de Plasencia, encontré algo que me llamó la atención. El libro que sacó hace unos meses la editorial de Luis Felipe Comendador, en Béjar, sobre el poeta salmantino Aníbal Núñez se encuentra en el estante dedicado a los autores extremeños. Dije que me llamó la atención, pero que no me produjo sorpresa. En cierta manera es también un autor de esta zona, como si los escritores que habitaran esa franja fronteriza entre España y Portugal formaran parte de una misma comarca. Hay que decir también que Aníbal fue una pieza clave entre los autores más reconocidos de Extremadura, como Álvaro Valverde o Basilio Sánchez. Me gusta pensar, por eso, que existe una corriente literaria que va más allá de los límites políticos, una forma de decir y pensar que está en la periferia, que es capaz de situar en los mismos términos a un autor de Villafranca del Bierzo y a un poeta que escriba en el sur de Badajoz. Recuerdo ahora el significado que tenía para Torga ser Peninsular, así, con mayúsculas. E imaginar, ya puestos, que nuestra verdadera capital está más cerca de Lisboa u Oporto, más cerca de una geografía sentimental que de un centro administrativo.

25.12.07

Tàpies

“La vida són uns quants senyals.
Sóc aquí per un instant, del no-res al no-res,
I en la contemplació del mur l’esperit guia l’ull:
De la nuesa sorgeix un sentiment d’eternitat,
La visió de la llum interior, l’elevació dels sentits."


15.12.07

Improntuario

Conocí al poeta badalonés Juan Salido Vico hace una semana. Publicó en 2005 un estupendo poemario, Víspera de ayer (premio Arcipreste de Hita, editorial Pretextos), del que prometo dar cuenta en breve. Me resulta curiosa la manera en que llegamos a conocernos en persona: a través de la lectura recíproca de nuestros blogs. Curioso, ya digo, porque no imaginaba que Elca se lanzara a navegar más allá de la habitación en la que escribo.
Comparto, ahora, su última entrada, un breve análisis, precedido de una introducción muy interesante, de la poesía de Eduardo Milán.

10.12.07

Ni torpe ni bobo: idiota.

Ya tenía buenas referencias del libro. Varios amigos me lo habían recomendado. Incluso una vez lo regalé (sin haberlo leído previamente). La sinopsis y crítica de la solapa me hacían pensar que se trataba de una gran novela. Hablo de Historia de un idiota contada por él mismo, de Félix de Azúa. No sé si podrá convertirse en un libro de cabecera para el ser humano de fin de siglo (el pasado) y dudo que se convierta en lectura obligatoria en bachillerato, como propuso algún crítico. Lo que me ha despertado curiosidad, entre otras cosas, es que la literatura humorística de corte intelectual no ha nacido con Woody Allen. Ni siquiera con Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. En Azúa existe, además, una lograda orfebrería literaria, no exenta de una desproporcionada mala leche. Sólo un pero: su localismo, es decir, su intención de que al final todo o casi todo tenga nombres y apellidos identificables, restan a la obra su carácter desenfadadamente universal. Pecata minuta, comparado con el enorme placer de leerse frente a un espejo.
Son pocos, me digo, los escritores con los que mantengo una actitud contradictoria. Soy capaz de criticarles y defenderles en menos de cinco minutos. Me ocurre con Unamuno. Cosas de la flema literaria.

3.12.07

En el fondo, ahora sí

Noviembre se cerró con una semana agridulce. Comenzó con la corrección de la novela y la selección de poemas para el recital. A mediados, la lectura, dimos cuenta, fue estupendamente, igual que la cena que vino después, con Pedrals y Núria. Lástima que no pudiéramos hacerla dentro de la sala de lecturas de l´Horiginal, como me dicen que suelen acabar las lecturas de invitados. Digo lástima porque el lugar es estupendo para leer y escuchar (se entiende así, sólo en parte, que lleven ya cinco años haciéndolo). Gracias a Efi Cubero, el fin de semana comenzó con otra cena. Queda claro que de la poesía no se vive, pero sí se cena. La compañía fue inmejorable, porque por encima de sus respectivas ocupaciones los amigos a los que acompañamos supieron hacernos sentir muy a gusto. Comenzando por Efi, poeta extremeña a la que conocí hace un año en el recital barcelonés de Basilio Sánchez. Además de ser una persona encantadora, tiene una intuición literaria prodigiosa. Se nota que tiene muchas lecturas a sus espaldas y lo mejor es que sabe recuperarlas en el momento oportuno. Una suerte tenerla cerca, fuera y dentro de Barcelona. Estuvo también otro poeta, Antonio María Flórez, al que conocí primero con su libro Desplazados del Paraíso y al que seguí conociendo con La ciudad. Escucharle hablar de su pueblo, la ya para mí mítica Marquetalia, era como releer la novela hispanoamericana del siglo XX. Como estar frente a todas aquellas ciudades a las que uno se obstina en conocer pasados los años (Santa María, Macondo, Comala…). También Alfonso, marido de Efi, que nos hizo sentirnos como en casa. Fue muy especial poder charlar con Carme Riera y con Asunción Carandell, viuda de José Agustín Goytisolo. Y con Rufino Mesa, a quien Bea y yo teníamos ganas de conocer desde que Susana Pozo nos hablara largo y tendido sobre su obra.
Sin embargo, no acabó bien la semana. Xavier, el hijo de Isidro, dueño de Fondo, me informó de que en muy poco tiempo cerrarían la librería. Poco beneficio para tanta inversión. Se lo dije una vez a ellos, y lo digo ahora: nunca siento que habito un lugar hasta que no encuentro un buen café y una buena librería. En este caso, Fondo era la librería pequeña que encontré hace un par de años, recién aterrizado en Gràcia. Que ya no vaya a estar me resulta extraño, como si me privaran de un lugar propio. Me arrepiento de no haber comprado allí los libros que compré en otra parte. Qué maravilloso sería que no desaparecieran los lugares que a menudo confundimos con el hogar. Aquellos lugares que no hacen sentirnos extranjeros en nuestra propia lengua.

1.12.07

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