29.9.08

Anotaciones sobre GyG

Desde junio no volvía a Cala Llevadó, una zona de acantilados y pequeñas playas de la Costa Brava, cerca de Tossa de Mar. Lo descubrimos hace un año y desde entonces nos une un pequeño vínculo con esa zona de la costa. Un pueblo delicioso, intra y extramuros, y un paisaje sumamente evocador. Como en septiembre de 2007, me acompañó una obra de José Antonio Gabriel y Galán. Esta vez, su primera novela, Punto de referencia, una excelente ópera prima que marca el rumbo de lo que escribirá tiempo después. Con todo, una idea me ha acompañado en su lectura. A saber: que esa obra que debía canonizar a José Antonio, esa novela que le consolidara en el panorama de la literatura europea del siglo XX, nos ha llegado póstumamente. Al margen del valor de su producción literaria, creo que es su Diario. 1980-1993 (ERE, 2007) su mejor novela, aunque no fuera concebida como tal. Partiendo de la idea de que su obra narrativa me parece de una exigencia y una calidad suficientes como para entrar en cualquier manual de literatura contemporánea, el valor de esos diarios es incalculable. Descubren la verdadera cara de un escritor (en abstracto), su personalidad, como si hubiera dado una vuelta de tuerca a la labor del creador. Intuyo que si en lugar de publicarse como un diario personal, hubiera sido el falso diario de un personaje, estaríamos ante una de las mejores novelas de la literatura española de finales de siglo XX.

22.9.08

Edmon Jabès

Aunue en París estoy rodeado de amigos y me encuentro cómodo no puedo evitar sentirme un poco perdido. No es mi paisaje, no es mi sitio, mi verdadero sitio. En cierto sentido, ahora vivo como históricamente lo han hecho los judíos. El libro se ha convertido en mi patria verdadera..., prácticamente la única. Esta idea ha llegado a ser muy importante para mí, hasta tal punto que poco a poco mi condición de escritor ha pasado a identificarse con mi condición de judío. Creo que en cierto modo todos los escritores experimentan la situación del judío, porque cada escritor, cada creador, vive en una especie de exilio. Y para el propio judío, el judío que vive su condición de judío, el libro se ha convertido no sólo en el lugar donde puede encontrarse a sí mismo con mayor facilidad, sino también en el sitio donde puede encontrar su verdad. Y para el judío, como usted sabe, el cuestionamiento del libro es una búsqueda de la verdad. Esta verdad es la misma verdad de un escritor. Cuando el escritor cuestiona el libro, es sólo para comprender la verdad de éste, que es también la suya.
(Extracto de la entrevista que le hizo Paul Auster a Edmon Jabès en 1978)

19.9.08

Hay que ser cool sin interrupción

Según una de las contertulias de un programa de Telemadrid, “en los colegios catalanes, si un niño pide ir al baño en español, se le niega, y si habla algo que no sea catalán, comienza un acoso y derribo contra él por parte del personal del centro”. ¡Toma ya! Me había propuesto prestar poca atención a este tipo de comentarios, pero es que en este país se ha sobrepasado el límite. Puedo asegurar, como docente extremeño que trabaja en un instituto del centro de Barcelona, que aquí de estas opiniones nos partimos de risa, aunque ellos quieran partirnos la cara en cuanto cruzamos la frontera.
Con todo, me resulta curioso que se les llene la boca defendiendo el castellano, y no pongan el grito en el cielo cuando presumen de su Cibeles fashion week, de su Open Madrid, o de su Made in MAD. Eso sí que es defender una lengua, lo demás es sólo filología.

17.9.08

Julio Ramón Ribeyro dixit

Entrar a una librería es pavoroso y paralizante para cualquier escritor, es como la antesala del olvido: en sus nichos de madera, ya los libros se aprestan a dormir su sueño definitivo, muchas veces antes de haber vivido.

11.9.08

Álvaro Valverde, destituido

Sirva esta entrada como nota de prensa para los que no están al tanto de la política cultural extremeña. En este blog hay enlaces de gente que poco o nada sabe de quién es quién en Extremadura, así que, si leen esto, al menos sabrán cómo se las gastan por allí. Acaban de destituir a Álvaro Valverde como director de la Editora Regional de Extremadura. Pueden leer la noticia en el Hoy, o en las columnas de José Luis Bernal, Miguel Ángel Lama o José María Lama. Por mi parte, a pesar de la decepción con que acogí la noticia, me siento reconfortado, porque la gente que tenía que responder lo ha hecho de manera inmediata. De manera privada o pública, dejando comentarios en foros o en blogs, en llamadas telefónicas o en correos electrónicos. Todos coincidimos en lo obvio: que no pintan bien las cosas y que teníamos una buena oportunidad de librarnos de los prejuicios que nos han acosado durante tanto tiempo. En mi caso, volví a sentirme extremeño por mi afinidad estética con sus escritores, por su apuesta cultural incipiente, por su vocación de atravesar fronteras y por su decidida apuesta por hacer universal un espacio que hasta hace unos años era anónimo. No podemos prescindir de gente como Álvaro Valverde, ni de Basilio Sánchez, ni de Campos Pámpano, ni de José Antonio Gabriel y Galán (rescatado, por cierto, por la Editora), ni de Gonzalo Hidalgo Bayal, ni de Cumbreño, por citar sólo unos ejemplos. Que nos dejen ser como queramos ser, y no lo que nos dejen que seamos.
Coincido con algún comentarista anónimo en que la distribución de la Editora Regional debería tener más recorrido, pero tampoco olvido que no deja de ser curioso que sus libros tengan más presencia en medios nacionales que regionales. Asimismo, cómo se entiende que un escritor que continúa la labor del anterior editor pueda ser destituido antes de llegar al tercer año. Seguimos perdiendo el tiempo en discusiones estériles (la última, este verano), y así desvían nuestra atención. Modus operandi clásico.
En fin, que al paso que vamos estamos cada vez más cerca de aquella frase de Ian Gibson sobre Granada, la única ciudad -nos dice -que enterraba a sus ríos y mataba a sus poetas. Sin olvidar que Gibson hablaba de un tiempo pretérito, y sin olvidar que nosotros hablamos del aquí y del ahora.

5.9.08

Sujetos al mástil del barco

En una entrevista con Omar Prego, Cortázar habló de que su preferencia por la escritura de relatos respondía a una falta de tiempo. Su profesión no le permitía, eso nos dice, mantener el tiempo necesario para la escritura de una novela. Es decir, no tenemos más novelas de Cortázar porque el trabajo le impedía escribirlas. ¿Qué hubiera pasado si se hubiera dedicado enteramente a la literatura? Es más: ¿cómo se concilia una profesión con la creatividad literaria? Hay dos respuestas: 1) que el trabajo es secundario y que la creación artística debe dirigir nuestros quehaceres; 2) que el trabajo nos pone los pies en la tierra (porque no sólo de literatura vive el hombre) y nos enseña que para escribir es necesario vivir. Y una tercera: que las auténticas vacaciones deberían librarse cada día, de tal manera que esas dos actividades (la realidad y el deseo) lleguen a confundirse. Para que al fin podamos decir: gracias a su profesión, Cortázar nos dejó un buen puñado de cuentos.

4.9.08

La memoria de Udnie

Mi hermano José Manuel acaba de inaugurar un blog. Se llama "La memoria de Udnie", título que toma de un cuadro de Francis Picabia. La segunda entrada que ha escrito (precedida de un pasaje de El libro de los abrazos, de Galeano) la dedica a Campo de amapolas blancas. Es curioso cómo por H o por b (nunca mejor dicho: los lectores de Campos... saben por qué lo digo) los dos hemos pasado por esta novela. Con la misma edad (él tiene dieciocho). Me alegra, por eso, sentirme parte de ese proceso que ha comenzado, o que continúa. Porque uno no nace con dieciocho años. El arte, como apuntan, no se crea ni se destruye, sólo se trasforma.
¡Larga travesía, mon frère!