La tristeza del eco

Estoy de acuerdo con quien dice que la escritura es una carrera de fondo, pero una carrera de fondo con transiciones. Desde hace poco, me veo inmerso en una segunda transición. Ha salido pubicado mi libro La tristeza del eco, en la Editora Regional de Extremadura, y estoy profundamente satisfecho. La edición es preciosa. El color, perfecto. He tenido la suerte de formar parte de esa colección de poesía que tan cuidadosamente practica la Editora. Con un aire clásico, minimalista, sencillo, evocador y sugerente. Como es, o debe ser, al final la poesía. Si de algo estoy especialemente contento, es de poder comnicarme fuera de la habitación donde escribo, ese lugar donde acabo un poemario, una novela o una entrada del blog. Saber que va llegando a ciertos rincones..., en fin. Y que de él comiencen a hablar desde diferentes periódicos o portales, y que de él hayan practicado una sabia lectura diferentes amigos, como David Vegue, Sergio Sastre, Juan Salido o Hilario Jiménez, es un motivo más que suficiente como para continuar.

Aquí para permanecer allí.

Microísmos

Edu Hernández y David Vegue acaban de publicar su libro, escrito a cuatro ojos, Microísmos. Telones de luna y linternas mágicas, en la colección que publica el Grupo Proyecto M, en Zarza de Granadilla. La presentación fue en ese lugar el sábado pasado, pero no será la única. Habrá más en Cáceres, Salamanca o Barcelona.

Para mí fue un honor acompañarles con el prólogo. Lo escribí hace varios meses y recuerdo haberlo escrito del tirón. Es lo que tienen las lecturas que consiguen traspasar el ámbito de la lectura y se convierten en compañeros de viaje. Más en su caso: un libro de greguerías que nos permiten reinterpretar el mundo. Pequeños artefactos que nos enseñan a mirar lo que nos rodea. Que esté ahora a disposición de todo el mundo es una gran noticia. Enhorabuena a los autores y enhorabuena a los lectores.

Salamanca, diez años después

Previo paso por el Bierzo, al final acabamos el lunes en Salamanca. Fue un placer volver allí, aunque, como dijo Álvaro Valverde en una ocasión, uno nunca ha salido de Salamanca. Es curioso, porque durante los años posteriores me obstiné en abandonarla. Craso error: es imposible desligarse de los lugares que han formado con paciencia y en silencio tu personalidad.
Dejamos el coche delante de mi primer hogar como estudiante, en la calle Gran Capitán, y nos dirigimos, mi hermano José Manuel y yo, hacia la plaza Anaya. Bonito pasear de nuevo por la calle Zamora, atravesando algunas plazas tan importantes, como la de los Bandos, Libertad o la del Corrillo, donde uno sigue imaginándose a Adares vendiendo sus poemas. Bonito encaminarnos por la Rúa y llegar hasta Anaya. Volver, ya tarde, a las aulas. Y buscar por Libreros algún café donde aún te ves perdiendo el tiempo, en uno de tantos lugares en los que se acude con la tímida convicción de poseer el momento. Poco antes de que volviera una vieja rutina que cumplí con pulcritud aquellos años: salir de las Conchas cargado de libros, de los cuales apenas leía el diez por ciento, y analizarlos en el café más cercano, el Alcaraván, mi auténtico epicentro salmantino. Allí, cómo no, fue donde esperamos a David, uno de los que continúan. Con más años, sí, pero confiando en que el ímpetu no haya bajado la guardia. Diez años antes, el Alcaraván me reunió con David, a comienzos de curso, en aquel juego a ser escritores, cuando no sabíamos que habíamos comenzado a serlo mucho antes. Diez años más tarde, los dos venimos con libros propios.
Poco más desde entonces. Sólo una idea reconfortante: viví en Salamanca no sólo porque estudié allí, sino porque tenía que vivir en Salamanca, esos años. Con el cariño y la nostalgia con la que miras a todos aquellos lugares a los que ya no puedes regresar.

Razones para una novela

Por si no había avisado anteriormente, mi amigo Sergio Sastre abrió hace un par de meses un nuevo blog. Abandonó para mi desgracia su espacio Desde la pecera, donde era capaz de desdoblarse para hablarnos de historia mínima, que es como se escribe la otra Historia, la de mayúsculas. Ahora vuelve con un nuevo experimento. Ha creado un blog complementario a su proceso creativo. Lleva varios meses escribiendo una novela, y el blog le supone un lugar donde abordar todo lo que rodea ese proceso: estilo, fotografías, intenciones, reflexiones metaliterarias, referencias, viajes... Una buena forma de conocer de primera mano lo que envuelve una empresa tan tamaña. Y una buena forma de sentirse menos solo, porque la escritura de una novela exige unas dosis de soledad, si cabe, más inquietantes que la composición en otro género. Porque uno siempre puede plantarse en mitad de una sala a leer el primer poema de nuevo libro, mientras que no lo hace con el primer párrafo de la novela que comienza a escribir.

Catalunya

¿Qué ocurre cuando un pueblo no quiere ser defendido por quien les ataca? ¿Qué ocurre cuando periódicos como El Mundo o La Razón están relegados a un pequeño montículo escondido debajo de otros periódicos que sí se leen? ¿Qué ocurre cuando la Cope se la escucha con las orejas tapadas? ¿Qué ocurre cuando la jerarquía católica no tiene nada que ver con otros religiosos más visibles, como Sistach? ¿Qué ocurre cuando una cadena pública, TV3, propone un debate a cinco y no a dos? ¿Qué ocurre cuando no se confunde la critica constructiva con la crítica destructora (léase Magdalena Álvarez)? ¿Qué ocurre cuando se mira al futuro sin renunciar al pasado, y viceversa? ¿Qué ocurre cuando se está en la periferia para interpretar mejor el centro? ¿Qué ocurre cuando un pueblo se contruye desde el progreso? ¿Qué ocurre cuando todos los pueblos (todos, salvo excepciones) han votado en una misma dirección, en una población de más de siete millones de habitantes? ¿Qué ocurre cuando tu presidente no es nacido en ese lugar pero, contrariamente a los más agoreros, su origen no le pasa factura? ¿Qué ocurre cuando miras el mapa después de unas elecciones y todo aparece pintado de rojo? ¿Qué ocurre cuando en su capital 9 de los 10 distritos han ido a las urnas para depositar su voto con fuerza, apoyando a un mismo partido? ¿Qué ocurre cuando descubres que el barrio en donde vives (Gràcia) es socialista y los barrios en donde viviste son más socialistas todavía (Sants, Sant Martí)? ¿Qué ocurre cuando un votante como yo se alegra aunque haya votado a otro partido? Omito fotos o gráficos. Lo que ocurrió ya lo saben.

Perorata

Dos citas de la maravillosa novela de Gesualdo Bufalino, Perorata del apestado. La primera, nos explica el autor, hay que repetirla cien veces cada mañana; la segunda me recuerda a un escritor del que ya hablé en este blog:

"La muerte es un leñador, pero el bosque es inmortal"

"Esperar una mujer... Hay un placer en la agonía de esperar a quien no llega, una pasión harto cautivante, que se parece al gusto de perder en el juego, una ficha tras otra, un minuto tras otro."

2ª parte

Me lo temía: hay una cosa peor que ver cómo se fomenta con total impunidad el bipartidismo político. Es decir, no importa sólo el fondo, la parafernalia y la infraestructura para regalar propaganda gratuita. Ya digo, hay algo que lo supera: que alguien por arte de magia se erija como portavoz de mis intereses. Lo que le acabo de escuchar a Rajoy es de juzgado de guardia. Lo que nos está haciendo a los castellanoparlantes que vivimos en Catalunya y, específicamente, a los profesores que impartimos castellano es un flaco favor. Está crispando de tal manera que nos conduce a un camino sin retorno. Estos defensores, lo admito, me producen cada día más miedo. Probablemente, existe un debate alrededor de las lenguas oficiales de Catalunya, pero se debe hacer con la máxima tranquilidad posible. Si no, la cuestión se viciará y hará que dependa de los energúmenos de uno y otro bando. Y miren, no pongo de ejemplo a Joan Herrera o a Montilla, sino a la candidata del PP por Catalunya, Dolors Nadal. Por aquí se suele decir que son buenos políticos que defienden como pueden un mal producto. Le pasó a Piqué. Le pasa ahora a Nadal, que saltará de aquí en breve, porque el PP catalán la sustutuirá y porque el PP catalán actual siempre estará en la cuerda floja. Recomiendo la entrevista que le hace hoy a la candidata Joan de Sagarra, en La Vanguardia. ¡Qué diferencia con aquellos que defienden a quien no se atreven a mirar a la cara!