25.10.12

En Proyecto Escritorio



Puesta en marcha en enero de 2012, Proyecto Escritorio, la página que coordina Jesús Ortega, se ha convertido en unos pocos meses en todo un punto de referencia. Autores que hablan de su lugar de escritura, sea cual sea y esté donde esté. Al texto le acompaña siempre una o varias fotos. El resultado, hasta el momento, es magnífico. Un microcosmos poliédrico, multifacético, extrañamente familiar a veces.  La nómina de escritores es, por cierto, exquisita. De ahí que me ilusione ver, entre todos ellos, la habitación desde la que ahora escribo. Me interesa (cada vez más) el lugar de la escritura y las condiciones que hacen posible concebir una obra literaria. En pocos lugares y en pocas circunstancias me siento más cómodo. 

Mil gracias, Jesús, por la invitación. Aquí, el palacio de cristal. 

22.10.12

Las leyes de la frontera. Seis notas.



Javier Cercas es, antes que nada, un animal narrativo, si por ello entendemos a un escritor que respira ficción por los cinco sentidos. Lo demuestra nuevamente su última novela, Las leyes de la frontera. Sabe trazar historias, sabe perfilar a sus personajes y sabe administrar los tiempos narrativos. Fondo y forma.

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Si tuviera que elegir una de sus mejores cualidades, me quedaría con su manera de entrelazar pasado y presente. El diálogo que establece entre ambos períodos. En todas o casi todas sus novelas nos encontramos con eso mismo (Soldados de Salamina y La velocidad de la luz a la cabeza). Se trata de activar la memoria, de repasar (y averiguar) el pasado para comprender el presente. O, a lo sumo, aproximarnos a él.

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“¿Qué hubiera pasado si no…?”, esa es la tesitura que pone en movimiento su narrativa. La novela no está para ofrecer respuestas, sino para generar preguntas.

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Pocas veces ha sido Cercas tan pródigo en detalles urbanos. Ni siquiera en El vientre de la ballena. Aquí, Girona es un personaje más. Sí, puede que la historia pudiera funcionar en cualquier extrarradio de cualquier ciudad. Pero esas leyes de la frontera tienen, aquí, un lugar concreto.

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Pienso en el Bolaño de Los detectives salvajes. En cómo una narración se construye a partir un diálogo continuo. En cómo una historia hace rodar a la siguiente. Ese es el movimiento. Y una lección: si algo sucede, por minúsculo que parezca, nos trasforma en seres distintos. Continuamente.

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¿Justo Navarro?: «Hay coincidencias y casualidades con las que te mueres de risa y hay coincidencias y casualidades con las que te mueres»

19.10.12

Medios

"- Así es como la noticia llega a ser tan fuerte que ya no le hace falta la televisión ni los periódicos. Existe en las percepciones de la gente. Adquiere realidad, o falsa realidad, para que la gente piense que está viendo la realidad, cuando están viendo lo que se inventan. Es la noticia sin los medios".
 
El ángel Esmeralda, Don DeLillo

1.10.12

Diáspora

Acierta José María Cumbreño al señalar que la literatura extremeña es lo que es, hoy día, gracias a la labor de algunos autores. Si en los ochenta esos mismos escritores se hubieran ido de Extremadura, eso que tenemos en la actualidad sería, cuando menos, diferente. Escritores que no sólo compusieron su obra allí, sino que participaron o ayudaron a que otros iniciaran su propia carrera literaria. ¿Cómo lo hicieron? A través de antologías serias, planes de fomento a la lectura, presentaciones, aulas literarias, etc. Entre ellos, claro, Álvaro Valverde y Ángel Campos Pámpano, a los que se podrían añadir otros autores como Gonzalo Hidalgo Bayal o Elías Moro, por citar un par de nombres más. Escritores que pusieron a Extremadura en el mapa literario peninsular, sin complejos, sin prejuicios. Una muestra de su buen hacer es la estupenda consideración que tiene (o tenía, al menos) la Editora Regional de Extremadura, de la que he escuchado muchas veces que se trata de la mejor editorial pública española (y eso a pesar de su distribución). Todo ello ha generado un caldo de cultivo absolutamente enriquecedor. Algunos amigos escritores de Barcelona me hacen constar eso mismo. Que les produce cierta admiración el interés de una región por sus autores. Que ojalá contaran ellos con ayudas a la edición o a la creación o que hubiera una editorial pública, seria y bien editada, que les sirviera de puerta de entrada. Sí, la cosa ha empeorado. Aquí hablo de lo que ocurría hace pocos años. Hoy recogemos lo que se sembró en los ochenta. Un ejemplo: hablando el otro día con un poeta barcelonés, que tiene en mente la elaboración de una antología de poesía extremeña contemporánea, me habló, bote pronto, de unos veinte autores. Que alguien, en la otra punta de la península, conozca ese número de escritores extremeños es para felicitarse. O para felicitar a los que han participado en la creación de esa cantera. 

Comenzaba citando a Cumbreño porque acaba de publicar en (Casi) diario, su blog, una relación de autores jóvenes extremeños que no vivimos en Extremadura. Una diáspora, lo llama. Al menos, ya no es un exilio, sino una opción. Y escribía desde la seriedad, el rigor y la sinceridad con que suele hacerlo. Mi caso, en realidad, es diferente. Nací en Plasencia pero a los nueve días ya vivía en Barcelona. Regresé diez años más tarde. Lo que ocurrió hasta volver a marcharme, en el año 98, visto ahora con perspectiva, lo juzgo como un aprendizaje fundamental. Por las presentaciones a las que asistí, por el aula José Antonio Gabriel y Galán. No sería exagerado decir que mi primera educación literaria fue extremeña. Es así. 

Termina el citado artículo de Cumbreño con una frase muy significativa: "aquí cada talento que se nos escapa supone una pérdida enorme". Es, o me parece a mí, una idea, ante todo, generosa. Y puede que no le falte razón. Ahora bien, por lo que sé, por las conversaciones con otros autores que viven fuera, me consta que ese interés por la literatura extremeña no se ha evaporado. Todo lo contrario. No digo que uno sea un emisario ni un portavoz. Lo que digo es que hay otro acercamiento, distinto quizás, pero fructífero. En la revista Kafka, por citar un caso que conozco, casi un tercio de los autores que hemos incluido (en poesía, relato o crítica literaria) son extremeños. Es sólo un ejemplo. Me gustaría, dicho sea de paso, que la Asociación de Escritores Extremeños tuviera uno o varios portavoces que ejercieran su labor fuera de Extremadura. Es el momento. Hay autores y propuestas más que suficientes. Gracias, qué duda cabe, a esos autores que desde dentro trabajaron para que otros estemos en lo mismo, ya desde fuera.